2008/08/30
2008/08/27
Woody Allen y su Diario de rodaje español
2 de enero: He recibido una oferta para escribir y dirigir una película en Barcelona. Tengo que ser precavido. España es soleada y a mí me salen pecas fácilmente. Tampoco es que paguen muy bien, pero mi agente me ha conseguido un décimo de cada 1 por ciento de cualquier cosa que saque la película si se consiguen más de 400 millones de dólares después de recuperar la inversión.
No tengo ninguna idea para Barcelona salvo que funcione allí la historia de dos judíos de Nueva Jersey que lanzan una empresa de embalsamamientos por correo.
5 de marzo: Me he reunido con Penélope Cruz y Javier Bardem. Ella es arrebatadora y más sexual de lo que imaginaba. Durante la entrevista, mis pantalones se prendieron fuego. Bardem es uno de esos actores de genialidad desbordante que claramente necesitan mi mano dura.
2 de abril: Le he ofrecido un papel a Scarlett Johansson. Antes de aceptar, me dice que el guión debe ser aprobado por su agente y más adelante por su madre, con quien se lleva bien. Luego tendrá que aprobarlo el agente de su madre. En plena negociación, cambió de agentes… y después cambió de madres. Tiene talento, pero da mucho trabajo.
1 de junio: Llegué a Barcelona. El hotel es de primera Clase. Les han prometido media estrella para el año que viene siempre que instalen agua corriente.
5 de junio: El rodaje comenzó movidito. Rebecca Hall, aunque es joven y por primera vez tiene un papel importante, tiene peor humor de lo que yo había pensado e hizo que me prohibieran entrar en el plató. Traté de hacerle ver que el director tiene que estar presente para dirigir la película. Pero por mucho que lo intenté, no logré convencerla y tuve que disfrazarme de repartidor de comida para colarme en el escenario.
15 de junio: por fin el trabajo va por buen camino. He rodado una tórrida escena de amor entre Scarlett y Javier. Hace unos años hubiese interpretado yo su papel. Cuando se lo he dicho a Scarlett, ha soltado un enigmático “uh-huh”. Scarlett llegó tarde al set y le he regañado duramente…, explicándole que no tolero retrasos de mis actores. Ha escuchado con respeto, aunque me ha parecido ver que mientras yo hablaba, ella estaba encendiendo su iPod.
20 de junio: Barcelona es una ciudad maravillosa. Se agolpa la gente en las calles para vernos trabajar. Afortunadamente, se dan cuenta de que no tengo tiempo para firmar autógrafos y sólo se los piden a los actores. Más tarde repartí fotos en las que aparezco estrechando la mano de Spiro Agnew y me ofrecí a firmarlas, pero la multitud ya se había dispersado.
26 de junio: Rodamos en la obra maestra de Gaudí, La Sagrada Familia. Estaba pensando que tengo mucho en común con el gran arquitecto español. Los dos desafiamos lo convencional, él con sus diseños sobrecogedores y yo al ponerme un babero para comer langostas en la ducha.
30 de junio: Los “dailies” [visionado del material que se ha rodado cada día] tienen buena pinta y aunque la idea de Javier de rodar una escena completa de invasión marciana con cien extras disfrazados y elaborados platillos volantes no es demasiado buena, voy a rodarla para hacerle feliz y luego cortarla en la sala de montaje.
3 de julio: Scarlett ha venido hoy con una de esas preguntas que hacen los actores. “¿Cuál es mi motivación?”. He dado un respingo: “Tu sueldo”. Dijo que estaba de acuerdo, pero que necesitaba más cantidad de esa motivación para continuar. Como el triple. Si no, amenazaba con largarse. Pensé que era un farol y me largué yo antes. Y entonces se largó ella. Así que nos quedamos muy separados y tuve que gritar para que me oyese. Entonces amenazó con saltar. Y yo salté también. Pronto llegamos a un impasse. Y durante el impasse me fui con mis amigos y todos bebimos y, por supuesto, me endosaron la cuenta.
15 de julio: Otra vez he tenido que ayudar a Javier con las escenas de sexo. La secuencia requiere que él agarre a Penélope Cruz, le arranque la ropa y la viole en el dormitorio. Aunque ha ganado un Oscar, el tío necesita que le enseñe a interpretar pasión. Agarré a Penélope y le arranqué la ropa de un golpe. Pero el destino quiso que todavía no se hubiese puesto el vestuario y que fuese su propio vestido, carísimo, el que había destrozado. Impertérrito, la coloqué delante de la chimenea y me lancé sobre ella. Como es una pícara, se dio la vuelta una décima de segundo antes de que yo aterrizase e hizo que me rompiese un importante diente en el suelo de azulejos. Buen día de trabajo. Podré comer sólidos a partir de agosto.
30 de julio: los “dailies” tienen una pinta genial. No sé si será demasiado pronto para comenzar a hacer publicidad para los Oscar. De todas formas, unas cuantas notas para el discurso de recogida me pueden ahorrar tiempo más adelante.
3 de agosto: Supongo que son gajes del oficio. Como director, uno es en parte profesor, en parte psiquiatra y en parte figura paterna y gurú. No es de extrañar entonces que según avanzan los días Scarlett y Penélope se hayan ido colando por mí. La fragilidad del corazón femenino. Me di cuenta de que el pobre Javier miraba envidioso cómo las actrices me seducían con los ojos, pero le expliqué al chaval que se debería haber esperado el desbocado deseo femenino por una figura cinematográfica, especialmente una que tiene una mirada de desprecio y que se reafirma con frialdad. Mientras tanto, según me acerco al plató cada mañana después de bañarme y perfumarme, entre Scarlett y Penélope se alimenta el arrebato. No me gusta mezclar trabajo con placer, pero quizá tenga que saciar la lujuria de cada una de ellas para poder terminar la película. Puede que me sea posible concederle los miércoles y viernes a Penélope y así satisfacer a Scarlett los martes y los jueves. Como ir aparcando un día a cada lado de la calle. Eso me dejaría los lunes para Rebecca, a la que he parado justo a tiempo cuando se iba a tatuar mi nombre en el muslo. Tomaré una copa con las damas del reparto después de rodar y les indicaré estas reglas. Puede que funcione el viejo sistema de cupones de racionamiento.
10 de agosto: He dirigido a Javier en una escena emotiva. He tenido que leer yo sus frases para que supiese cómo decirlas. Si me imita, bien; pero en el momento en que intenta su propia interpretación, se pierde. Entonces solloza y se pregunta cómo sobrevivirá cuando ya no le dirija. Intento explicarle con educación, pero con firmeza que debe hacerlo lo mejor que pueda sin mí y que debe intentar recordar mis consejos. Sé que le he animado, porque según salía de su caravana, él y sus amigos se estaban descojonando.
20 de agosto: Por tenerlas contentas, hice el esfuerzo de hacer el amor con Scarlett y Penélope simultáneamente. El ménage me dio una gran idea para el clímax de la película. Rebecca no paraba de llamar a la puerta, así que al final la dejé entrar a ella también. Sin embargo, las camas españolas son demasiado pequeñas para cuatro personas, así que, cuando ella se unió, yo no paraba de caerme al suelo.
25 de agosto: Hoy acaba la producción. La fiesta de fin de rodaje, como siempre, es algo triste. Bailé una lenta con Scarlett. Le rompí un dedo del pie. No fue culpa mía. Cuando me echó hacia atrás, le pisé. Penélope y Javier están deseosos de trabajar conmigo otra vez. Les dije que si alguna vez se me ocurre un nuevo guión, trataría de buscarlos. Tomé una copa de despedida con Rebecca. Fue un momento sentimental. Se hizo una colecta entre todo el equipo técnico y artístico y con ello me compraron un boli. He decidido titular la película ‘Vicky Cristina Barcelona’. Los jefazos de la productora han visto los “dailies”. Parece que les encanta hasta el último fotograma y se rumorea que la podrían estrenar en una colonia de leprosos. Se está solo en la cumbre.
"Iris" vuelve...pero con cambios
"Días de vino y rosas": Juntos en el paraíso
Joe Clay, jefe de relaciones públicas de una empresa de San Francisco, conoce durante una fiesta a la bella Kirsten Arnesen. La muchacha se muestra cautelosa al principio, debido a la afición de Joe a la bebida. Pero más tarde sucumbe ante su simpatía y acaban casándose.
Otra de las citas del film "¡Un momento de magia!" definirían estupendamente el trabajo del reparto dentro del film, que se mueve al principio entre la comedia, y se transforman en drama puro, antológicas y mágicas interpretaciones de un Jack Lemmon IMPRESIONANTE. Uno de los mejores papeles que he podido ver de uno de los actores fetiches de Billy Wilder, y prácticamente uno de mis favoritos. La gran carga interpretativa de Lemmon, se complementa a la perfección con la guapisima y rubia Lee Remick, que genera un PAPELÓN femenino que quita el hipo, tremenda composición y divagación que mueve los pies de Remick dentro del film. La pareja realmente excelente y memorable, pero no olvidemos a los poquitos secundarios del film, el padre de la protagonista, interpretado por Charles Bickford, una gran aportación sobretodo en una de las escenas claves del film (esa en la que habla con Lemmon en el vivero). No me olvido de Jack Klugman, en el guía espiritual hacia el camino correcto, un papel con algunas líneas muy interesantes. En general, un reparto centrado en las míticas interpretaciones de Lemmon y Remick, que todo cinéfilo no debería perderse.
Blake Edwards a la dirección, un alarde excelente de técnica, Edwards se mueve estupendamente tanto por la comedia inicial (con unas secuencias magistralmente resueltas, como la del ascensor) como por el drama puro y duro, alargando los cortes para poder expresar con más soltura la carga dramática de sus actores (y así consiguiendo unas interpretaciones sumamente realistas), destacar sobretodo la insinuada carga metafórica ya comentada que Edwards maneja con total excentricidad y eficacia, las cuales me han parecido realmente brillantes. En la banda sonora, tenemos al mítico compositor Henry Mancini que compone una partitura magistral, que entra cuando es necesaria y que con cierta magia (como pocas veces pasa) ayuda a crear sensaciones y atmósfera de gran calidad, gran score. Destacar también la brillante fotografía en blanco y negro, iluminada con muchísimo contraste entre las luces y las sombras, que también ayuda a recrear aun más el tema del film, y el montaje, genial, y aunque a veces usando la elipsis como transporte principal, consigue adentrar al espectador en cada momento (obviando un poco el inicio, algo soso).
Lo que destacaría: El guión en su parte más reflexiva, las actuaciones realmente soberbias, el cierre atípico (aunque el film respire en su totalidad de un aire extraño en cada fotograma) para nada enmarcado en algún cliché "Hollywoodiense". Lo que menos destacaría: Alguna que otra trama secundaria del guión que ya comenté. El inicio pierde atractivo y potencial. Secuencias destacadas: La graciosa "pelea" verbal de Lemmon y Remick en el ascensor, la conversación de ambos en el muelle, Jack Lemmon entrando borracho a su casa y despertando a su hija, demencial secuencia. La parte final en el hostal, además del frío y magistral cierre del film.
Finalmente "Dias de vino y rosas" es una de las obras clave de su director, que supo alejarse de la comedia (que tan bien conoce) para contarnos una historia atemporal, socialmente devastadora, y que a pesar de lo pesimista o minimalista de lo que narra, su carga lírica es abrumadora. Un 9.
NOTA: 9/10
RECOMENDACIÓN: Cinéfilos. Ver en V.O.S.E.
DURACIÓN: 117 min.
AÑO: 1962
Ficha en IMDB
2008/08/22
"El Padrino: Parte III": Arrepentimiento inútil y nostálgico
Guión escrito también por los habituales, Mario Puzo y Francis Ford Coppola. El libreto se ha tachado de ser aberrante para la continuidad de la historia de la familia Corleone, quizás el achaque más evidente es que sea el libreto más reminiscente de los tres con respecto a lo ya visto, y no cuenta prácticamente nada nuevo, aunque esto podría ser falso, el contenido nuevamente viene a ser apasionante y estremecedor, aún más tratándose del final definitivo de la historia, la piel de gallina hará acto de presencia. El sentimiento de culpa y arrepentimiento es el cambio más brusco del personaje de Michael que presenta la trama, la religión católica entra de por medio, de forma radical y a su vez de manera crítica (el contenido histórico esta vez lo pone la muerte del Papa Juan Pablo I, muy bien introducida en la trama de conspiración contra los Corleone), el análisis a la nueva familia Corleone o los cambios en la misma, siendo esta la que pague junto con Michael todo el pato final, es inevitable no pagar por los pecados cometidos con anterioridad, nos dicen Puzo y Coppola, y es por ello que para salvar el alma (por mucho que la parte final se retome en Sicilia, como método purificador de la familia, os llevaréis una bofetada, creedme), hay que dejar cargos, volver a mentir y sufrir la muerte de otros. El testigo de Don es relevado para el personaje de Andy García (hijo de Sonny en el film) se ve perfectamente como es formado desde sus cimientos hasta el final del film. El amor por la nostalgia es algo evidente (ojo al simil que Coppola hace con tres bailes vistos en las tres películas como sentido de pérdida, sublime), Coppola carga las tintas y cierra fríamente una historia de toda una familia que paga el precio del mal, el cambio es inevitable, es demasiado tarde, pero en general la belleza del guión y el cariño hacia todo lo que se ha visto, es palpable, y para mí, eso es excelente. Una Ópera (como al final del film) "Kafkiana" con final trágico, con un cierre antológico, y la sensación es la de haber contribuido dentro de los propios Corleone, ser uno más, gracias Mr.Coppola.
En el reparto, volvemos a tener a Michael Corleone, esta vez interpretado por un Al Pacino camaleónico que intenta recular para hacer el bien y se muestra algo cansado dentro de la piel del Don (esto mosqueo a los fans, a mi me ha parecido bastante evolutivo y natural dentro del personaje), ver el final del protagonista del Padrino es impagable, Pacino nos ha dado tres interpretaciones totalmente diferentes de un mismo personaje, eso es algo que pocas veces se ve. Andy García, el hijo de Sonny que viene impulsivamente a ser el nuevo Don Corleone, ligado a desenfrenar el film, y de hacer que Michael Corleone no pueda salir de su antigua vida, atándolo, un personaje que juega un rol bastante bueno con el de la hija de Michael, Mary, interpretada por la hijísima Sofia Coppola, que aunque vale, no trasmite en algunas partes de la película, no creo que lo haga tan mal como se ha dicho, e incluso va bastante con la inocencia que tiene papel, su final hace rabiar de impotencia al espectador. Vuelve también Diane Keaton, nuevamente excelente dentro de su papel, dando réplicas la mar de interesantes al personaje de Al Pacino y siendo la protectora verdadera de sus hijos, todo un acierto. Retorno también para Talia Shire, esta vez su personaje evoluciona y tiene mucha más relevancia que en los otros dos (menuda cabronaza que se vuelve, extraordinario jeje). El resto de "matones" y altos cargos también bastante correctos, ojo al personaje del matón al final en la Ópera, merece ser nombrado, vaya personaje más logrado con tan pocas escenas. Como curiosidad, decir que se añora la ausencia de Robert Duvall en el film (decidió no hacer el papel, porque Al Pacino cobraba más que él), aquí se nombra pero parece ser que falleció, y en su lugar tenemos a su hijo, un papel algo sobrante y desaprovechado pero que causa cierta nostalgia al espectador. Un reparto muy correcto, quizás un pelín inferior que los otros dos films, pero sigue siendo calidad no obstante.
Coppola vuelve a estar sublime en la dirección, esta vez si que me ha sorprendido gratamente, y en vez de hacer un subproducto correcto, dota de personalidad y genialidad cada secuencia, haciendo muchas de ellas inolvidables. Vuelven los detalles a los planos (cuadros de Vito Corleone, fotos, las naranjas excesivamente en cada escena de muerte), el paralelismo con los otros films, por ejemplo en la secuencia del baile donde Michael y Mary bailan, Michael enfermo llevado al hospital (como Brando en el primer film) y el personaje de Vincent haciendo la vendetta personal convirtiéndose en un próximo Don (esto ocurre tras una procesión en el barrio italiano, como la vendetta de Robert De Niro en "El Padrino II"), Michael dejando el puesto de Don, cerrando por fin la puerta tras sus espaldas (esta secuencia es magnífica). Coppola deja grandes planos, usa nuevamente su as en la manga para los 20 minutos finales (las tres películas tienen tres finales de infarto, vaya suspense) con el montaje en paralelo como marca ya de la trilogía y que aquí se me antoja recordar al Hitchcock de "El hombre que sabia demasiado", por toda la parte de la Ópera, donde Coppola sigue siendo muy artesanal. Lo único reseñable sea que quizás con menos éxito que anteriormente, mantiene el ritmo o el dinamismo lo necesario para enganchar al espectador pero a veces todo parece "cansado". Partitura esta vez de Carmine Coppola tras la muerte de Rota (aunque se le menciona, ya que aparece como autor de la melodía principal que todos conocemos) la música en esta tercera entrega entra con más relevancia, reinventándose en ocasiones y siendo totalmente acertada, buen punto este. Poco que decir de la fotografía, nuevamente colores amarillentos (sobretodo en su parte final en Sicilia) y anaranjados con bastante penumbra en cada escena interior, eso si, el film desprende cierto aroma noventero que los otros films carecían, puesto que el Technicolor aquí ya no está.
Lo que destaco: La dirección, el aire de cariño nostálgico que se ve dentro de la película con respecto a los otros films. Lo que menos destaco: El guión a veces parece redundar, pero en apariencia, ya que muestra una evolución muy digna de la historia de los Corleone. El reparto no es tan antológico como en las otras dos, pero nuevamente puede ser una minucia, porque funciona bien. Escenas (SPOILERS): Nuevamente unas pocas, la parte inicial, con la fiesta donde la familia "se une" de nuevo, La secuencia donde Vincent es atacado por dos matones en un piso (Es algo burra, pero genial), el ataque del Helicoptero, Michael en el hospital y la vendetta de Vicent (genial esta parte), el uso de las naranjas cada vez que parece que pasa algo, incluso en la secuencia donde Michael se confiesa a un alto cargo de la iglesia, donde Coppola mete en el diálogo el zumo de naranja, a veces para distraer y reírse ya de la astucia del espectador. La parte final es una de las MEJORES partes de la trilogia, la Ópera, el montaje en paralelo con el exterminio de los peces gordos, tanto de la iglesia como por parte de los negocios de los Corleone, y como no, la secuencia en la bajada de las escaleras tras la salida de la Ópera (¿Recordáis cuando os comenté que "El Padrino" me parecía metafóricamente hablando, un ascenso por una escalera? pues lo hice sin ver la tercera entrega, aquí me recreo, ahora es una escalera del declive, que baja, que curioso jeje), con ese sonido mudo pero ensordecedor, esa vendetta introspectiva hacia el daño causado que tiene que ser cobrado, y el plano final, nuevamente Michael con la naranja en la mano, en completa soledad, con el peso de sus actos, con la factura pagada, el precio que eligió para su vida y la de su familia. Genial.
Se cierra el pez que se muerde la cola, se cierra el círculo, Coppola nos dice que él es el verdadero Padrino, que cuida de su familia, que paga sus deudas, que consigue arrancar el corazón de los espectadores para descolocarlos y decirles que la familia es importante, que cuidemos nuestros caminos, que miremos a la muerte y que amemos cada cosa que hagamos. No había mejor manera de cerrar la historia, por lo menos para mí, una excelente película que no gustó a todos pero que a mi me ha maravillado tanto como las otras, eso si, se nota que el listón está un poquito por debajo, solo un poquito. La trilogía de El Padrino es cine, es del espectador que se deje maravillar por los Corleone, es ya un cosa nostra. Un 9,5.
NOTA: 9,5/10
RECOMENDACIÓN: Cinéfilos. Seguidores de la trilogía.
DURACIÓN: 162 min.
AÑO: 1990
Ficha en IMDB
2008/08/21
"El Padrino: Parte II": Vendetta
Reparto genuino, muchos de ellos repitiendo sus roles, como es el caso del protagonista, Michael Corleone, interpretado aquí por un demencial Al Pacino que se come la pantalla cada vez que hace acto de presencia, distanciándose poco a poco del espectador y siendo tremendo al final (el plano final muestra de forma representativa como ni siquiera el espectador puede acompañar a Michael, quedándose solo en el plano, pensativo, con la mirada fija en la nada). Uno de los grandes, Robert De Niro, ganador del Oscar por su interpretación del joven Don Vito Corleone en las escenas flashback del film, una portentosa interpretación que coge los elementos del Vito que creó Brando, y los unifica con los suyos propios, esto es sencillamente una experiencia única, de lo mejor del film. Diane Keaton nuevamente como la esposa de Michael, quiero resaltar su importancia dentro de la trilogía, pero más concretamente dentro de esta secuela, que se muestra más explendorosa junto con su personaje, me encantó mucho más que en el primer film (la escena clave en la que confiesa su odio a Michael es sencillamente CINE e INTERPRETACIÓN con todas las letras posibles). Vuelve también Robert Duvall, su papel no se aleja mucho de lo que ya creó, pero sigue siendo una interpretación excelente y uno de mis personajes favoritos de la saga. Ojito también al regreso totalmente esencial para la historia del personaje de Fredo Corleone, interpretado nuevamente por John Cazale, con un final muy bíblico, pero que realmente deja pasmado al espectador (no esperas por donde va a salir), genial aportación. Destacar nuevamente a Talia Shire, la hermana Corleone, que llena sus escenas de arbitrariedad. Los secundarios, de lujo, todo el elenco de mafiosos, Lee Strasberg (en el personaje de Hyman Roth), Michael V. Gazzo (fantástico, esta de lujo), entre otros. Un gran repartazo, al nivel de la primera (también aparece James Caan en una de las secuencias del final a modo de flashback que gustará a los fans del primer film, aunque se eche en falta a Brando).
Tengo que decir que Francis Ford Coppola sigue la estela de la primera parte en la dirección (le dieron el Oscar por este film en este campo), pero quizás lo vi mas "coqueto" y "lírico" en la dirección del primer Padrino, aunque aquí nuevamente expone una técnica intachable. Desde el uso detallístico (las naranjas vuelven a hacer acto de presencia) pasando por el paralelismo entre las dos historias en diferentes épocas y personajes dispares (El montaje es sencillamente magistral, la transición visual entre secuencias está muy lograda), destacar también la dirección de actores (Aquí más densa y profundizada) o el rodaje en las secuencias clave (El final resulta magnífico, Coppola pone los bellos de punta, la parte de Cuba tiene mucha riqueza, el ataque a la mansión de los Corleone en plena noche queda inesperada y bien resuelta, o la conversación final entre Diane Keaton y Al Pacino sobre el odio de esta a su marido, realmente sobrecogedora, aparte de otra secuencia del final que es algo reminiscente al final del primer film, donde es ahora Pacino quien le cierra la puerta en las narices a su mujer, curioso.), Coppola está de lujo, sigue al nivel del primer film, y creo que aunque no sea tan original, eso no importa demasiado. La partitura nuevamente muy correcta y entrando en los momentos donde debe oírse, Nino Rota, que se ve acompañado por una familiar de Coppola para algunos temas, Carmine Coppola, son los encargados de poner la banda sonora. La fotografía sigue teniendo el color y la estética característica de la trilogía (colores amarillentos y anaranjados, además de la oscuridad) como curiosidad, fue la última película americana rodada con el sistema Technicolor. Lo que destaco: Casi todo, el guión (nuevamente sublime), las interpretaciones (a cual mejor). Lo que menos destaco: minucias, pero bueno, quizás la dirección de Coppola mereciera más el Oscar por el primer film, porque aunque sigue siendo brillante, está en la línea del primer film. La música no aporta ninguna novedad relevante. Brando en la secuencia del final, hubiese sido un punto verlo de nuevo.
Escenas que destaco (SPOILERS): Pues muchas, a ver, el inico con el pequeño Vito y el asesinato de su familia, o en su llegada a New York. El atentado en la mansión de los Corleone. La parte de Robert De Niro, contando como mejor secuencia, la del asesinato del dueño del barrio (esos planos de De Niro por encima de los edificios y de las gentes del barrio son muy metafóricos) y su posterior ascenso como Don. La parte de Michael en Cuba y todo lo que acontece ahí. Fredo y su traición a la familia (la escena del funeral de la madre de los Corleone es magistral). La conversación de Diane Keaton y Al Pacino en la habitación del hotel, realmente MAGISTRAL, de mis preferidas. La parte de Vito Corleone en Sicilia, donde tiene su vendetta personal. Los 15 minutos finales, sencillamente sublimes, ver como se resuelve la papeleta es tremendo (desde el cierre de puertas de Michael a Kay en las narices, pasándo por el suicidio de Pentangeli incluyendo la conversación anterior con el personaje de Duvall, pasando por el asesinato de Fredo y el plano final, genuíno).
"El Padrino:Parte II" eleva la saga de Coppola (aún más) a la épica o al CINE CON MAYÚSCULAS, un enorme ejercicio de GRAN narrativa y magistral espectáculo, una película que nadie debe perderse si se considera amante del cine, y creo que con eso lo digo absolutamente todo, ojo, sin desmerecer a su antecesora en lo más mínimo, ni tampoco elevándose por encima, todo quede dicho. Nuevamente un totalitario 10.
NOTA: 10/10
RECOMENDACIÓN: Cinéfilos. Seguidores de la trilogía.
DURACIÓN: 200 min.
AÑO: 1974
Ficha en IMDB