2009/03/20

Viento Idiota

Viento idiota que nos trae de vuelta la arena que pisamos un día, que dejó una huella demasiado densa como para pensar que tu pie no podría caber en ella. Viento idiota que evoca genios de medianoche, de alborotados pelos, que dictó sentencia ante el viento, que cantó a los cuatro vientos que la fama era tan falsa como la inmortalidad. Viento idiota que devuelve al cauce de tu vida, a aquellos sabios amueblados que hablaron de individualismo con una razón tan pragmática como certera, amada y dispuesta. Viento idiota que atrae a la masa, que remueve sus conciencias, que los hacen caer en la mortalidad de sus actos, que se llenan de pájaros, vendajes amplios y bordados que llevan a la caricia de la oscuridad, con falsa apariencia, con luz de demasiado voltaje. Viento idiota por el interés, interés de no observar la verdadera belleza ¡Ingénuos, todos!, esa que al pasar rápido con el coche vemos por la carretera, un paisaje que siempre sonríe, pero que nadie observa. Y maldito viento idiota, que trae de vueltas papelitos volantes con mensajes escritos, de esos que solo se pierden en el viento, de esos que significan pero que la mente deja ir para siempre. Andrajoso y contradicho me siento, pues el viento remueve mi conciencia, esa que piensa conocer mejor el absurdo mundo humano, y esa que dice que todo se muere a cada paso, que el mar no baña tus pies, los descalza cruelmente, de esas veces que con un pesimismo realista dices: El viento idiota, no acaricia tu pelo, tus mejillas, las golpea.


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