2010/10/04

La nada


Aquí se posa, lenta, tediosa, implacable, con su rutina. Ni izquierda ni derecha. Ni arriba ni abajo. En el centro, vacía de líneas, de asientos confortables. Carente de puro interés. No alberga genios, filósofos, ni escritores de un solo libro, ni músicos de playback, ni puertas que tu puedas abrir, no se ven. De vez en cuando entra la ilusión a limpiarla, pero la mente la destruye de un plomazo, de intransigente indiferencia. No se puede ir en contra de lo que uno entiende, y si lo debate, vuelve a estar en ella hasta renacer, quizás, de entre cenizas para seguir siendo cenizas. Allí dentro había amor que dejó a la intemperie los sentidos, allí fuera había gente que pisoteaba las aceras ajenas a lo que a su pesar tendrían a sus espaldas.