2011/06/15

"El Graduado": El sonido (seductor) del silencio


Director: Mike Nichols
Año:1967
País:USA
Duración: 105 min.
Sinopsis: Benjamin vuelve a casa después de terminar sus estudios universitarios. Es un joven que alberga un gran rencor contra la hipocresía y la corrupción de la sociedad que lo rodea. La señora Robinson, una amiga de la familia, se encapricha de él y lo hace su amante. Pero cuando Benjamin conoce a Elaine, la hija de la señora Robinson, todo se complica...
NOTA: 10/10  Ficha en IMDB

Podría acabar en dos líneas esta reseña a "El Graduado" film dirigido por el sensacional Mike Nichols en el año 67, diciendo que es una película sensacional, brillante y que entra directamente en el top imaginario de los films que me han marcado en cierto sentido, pero no, creo que esta joya merece un análisis como es debido. El magnifico libreto lo firman Calder Willingham & Buck Henry (Basados en la novela homónima escrita por Charles Webb), un relato impecable sobre el poder de seducción, la inestabilidad humana, el poder del deseo y un claro análisis sobre el camino hacia ninguna parte, el naturalismo moral y sin sentido que compone muchas veces la vida. Un camino de silencios que nos hablan (lo cual se nos recuerda constantemente dentro del film con la excelente banda sonora de Simon & Garfunkel), que nos conducen hacia una parábola de sensaciones y momentos que conforman la mezquindad, la incomprensión y los impulsos. La pérdida de la inocencia queda reflejada en el personaje de Benjamin, protagonista que borda Dustin Hoffman en uno de los papeles más impecables de su carrera. En él se descubren los vacíos existenciales, las decisiones morales, se confunden y distinguen deseo carnal, con amor puro, y se deja a la intemperie los silencios, la reflexión alegórica de la soledad en sí misma, el hermetismo (que se ve representado con varios simbolismos acuáticos: bajo el agua, la pecera de su habitación, el traje de buceador, la escena donde la lluvia destapa la verdad...), no solo del protagonista, si no de la vida en sí. Un camino sin destino, y si ese final no es un llanto agridulce hacia la libertad y a su vez hacia la penuria representada en ese el autobús que nos conduce por la vida, no se puede explicar de mejor forma, y sin palabras. No nos engañemos, el guión de "El Graduado" se disfraza de comedia, cuando en realidad es una total dramaturgia directa al espectador con millones de metáforas y metalenguaje de silencios con un significado en el trasfondo que solo poseen ciertas películas, las buenas. En este guión redondo está la lectura del fracaso y el éxito, que no se diferencian en mucho, ambos requieren de vacíos. Vacíos que se subsanan con el egoísmo, con el placer, con la codicia, la indiferencia social. 

Y no puede haber mayor liturgia dentro de la historia, que poner al protagonista contra las cuerdas, al filo de buscar lo imposible, de derrochar su cambio, todo ello, provocado por dos mujeres. Dos personajes femeninos que enamoran, en especial el de la femme fatale que interpreta Anne Bancroft, el personaje que da también nombre a una famosa canción de Simon & Garfunkel, Mrs. Robinson. Un personaje fumador, calculador, femenino hasta decir basta, seductor, impecable, magistral, arquetipo de clasicismo que se respira en ella, personajes como los de antes, duros, hijas de puta con todas las letras, pero maravillosos e inspiradores, fantástica e irresistible. Le sigue la que hace de su hija en la ficción, el personaje de Elaine, interpretado también a la perfección por la guapísima Katharine Ross ("Dos hombres y un destino"), que toma protagonismo hacia la mitad del film. Del resto, destacar a Murray Hamilton como el señor Robinson,  y a William Daniels & Elizabeth Wilson como los padres del Benjamin. Actuaciones de Oscars, donde destacan ante todo un Dustin Hoffman maravilloso y una Anne Bancroft que se come la pantalla cuando sale. Destacar como último del guión, su maravilloso uso de los silencios y a su vez de los cuidados diálogos, una delicia que en equilibrio (y no es fácil de conseguir) casan perfectamente, consiguiendo cuotas de cine con mayúsculas.

Si la película ya funciona en guión y a nivel interpretativo, tengo que babear hasta la extenuación, con la impecable dirección tras la cámara de Mike Nichols. Sin duda la película mejor rodada de ese año (me atrevo a decirlo sin titubear), la creatividad de cada encuadre es sencillamente para aplaudir. Cada fotograma dice alguna cosa, cada encuadre es mejor que el anterior, la cámara de Nichols se mueve dependiendo del estado anímico de la historia. Desde vistas subjetivas (la escafandra de Benjamin cuando se mete en la piscina), el nerviosismo del montaje en la escena donde la señora Robinson se despelota delante de Benjamin (genial el montaje, mostrando la visión del personaje con rápidos cortes, con la repetición de la acción, el frenetismo y la neura visual es bizarra, sublime), el encabalgamiento de secuencias (una puerta se cierra, otra se abre. La elipsis visual y musical que nos lleva mediante cortes del hotel a la habitación de Benjamin cuando este no hace más que pensar en lo que hace con la señora Robinson, con una originalidad y capacidad de trasmitir para estudiar, de verdad os lo digo). La escena inicial (que te deja pegado al asiento), los planos cortos y de larga duración documentando casi a mano lo que ocurre. La llegada de la señora Robinsondescerebradamente irreal, como a su vez duro y realista (contradicción que tenéis que ver para entender dentro del film) maravilloso en todo su haber. Nichols ganó el merecido Oscar por su dirección, la verdad es que es una de las películas americanas de los 60, menos arraigadas al clasicismo y más a la frescura (me recuerdan mucho a las maneras y formas de la nouvelle vague en ocasiones) original y arriesgada de la creatividad, algo que quizás en nuestros días, se atrevan a hacer muy pocos. La poética de cada plano, el subtexto que imprime la música de Simon & Garfunkel (que parecen conducir también la historia, con cierta ironía, con letras que parecen hablar del momento) apoyados por la partitura original de Dave Grusin, consiguen un resultado artístico inmejorable, inspirador para el que aquí os escribe.

En conclusión:  "El Graduado" Nos habla de la crudeza, en estado puro. De la complejidad de los impulsos y de los caminos que se trazan en la vida, nos habla del presente. Un film infinitamente original en sus formas, cinematográficamente perfecto, analizable, disfrutable (su hora y cuarenta pasan en un suspiro), una película hecha para cinéfilos de verdad, de esas que cuando las ves te quedan dentro, no de la mente, si no del corazón. Una joya que para mi, ya está dentro  del rincón de mis películas favoritas. Un 10 y tenéis que verla si no lo habéis hecho todavía.

La Escena/ Lo mejor:  Yo me quedaría con la película en su totalidad, pero por destacar algunos momentos geniales: La parte donde Benjamin y la señora Robinson conversan en el hotel, tanto en el hall como en la habitación, sublime. El final, que dice todo con muy poco. La escena donde Benjamin a ritmo de Simon & Garfunkel, mezlca recuerdos y realidad, en su casa y en el hotel, el montaje de esa escena es fantástico. En definitiva, una maravilla de principio a fin.

1 comentario:

icHiGo. perO no sOy friKi dijo...

Hace mucho que buscaba la imagen de Katerine Ross y gracias a tu blog la encontré. :)
La película es muy buena, en lo personal se queda entre mi colección.