2011/06/21

Fantasmas

Si el ser humano fuese capaz de borrar, fuera capaz de canalizar y seccionar a golpe de pluma lo que siente y padece. Pero es imposible. Es curioso, la palabra para siempre queda expuesta a la duda, mientras que la palabra imposibilidad es un hecho tan tangible como impotente. Espectros dañinos y malignos del pasado, que se hacen llamar nostalgia. Espíritus divergentes del presente que no hacen más que alargar una declive latente, una catarsis ineludible al futuro más tenebroso. No tienes luz, ni cuerda, ni voz. Solo tienes uñas, esperanza, corazón valeroso para escalar y salir de ahí. Fuera te esperan los fantasmas del futuro, estos van en motos, escuchan a sus títeres. La música calma a las fieras, y a los mansos. Se te olvida el tacto de la piel femenina, el paladar de los labios, el apetito por la aventura. Se te descuelgan hilos de sangre en tus encías y tus dientes rechinan presos de una presión invisible pero real. Ahora mismo se está forjando el tallo que florecerá en una rosa roja durante el Verano. La cosa más bella para los mortales, la cosa más aterradora para mi, que solo espero a que el último pétalo rompa el hechizo y deje caer el Verano para que vuelvas. Algunos ya han partido en primavera, con la cabeza bien alta en heroicidades de prepotencia, olvidándose de quienes fueron un día. El ser humano, aplasta al gusano, pero los demás saben que tarde o temprano serán pasto de sus colmillos. Egoísta y visual. Octogenario de juventud. Cansado, trémulo. Admitamos pues, que llevamos condenados desde el origen de nuestros días, condenados a sufrir irremediablemente, a encorvarnos hacia la tierra que pisamos, hacia las más oscuras y promulgadas profundidades del universo. 

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